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Parte 1 – El labrador
Me encontraba en casa de mi amiga Sandra. Aquel dĂa iba a tener mi primera experiencia zoofĂlica con un perro.
HacĂa ya unos meses que Sandra me habĂa descubierto el mundo del sexo con animales, del que conocĂa muy poco con anterioridad. Nunca me habĂa planteado tener sexo con un canino, pero mi amiga estuvo enseñandome contenido zoofĂlico y hablándome de sus experiencias dentro del mundillo.
Finalmente consiguió despertar mi curiosidad tras varias semanas, y allà me encontraba, subida a la cama junto a Sandra, ambas desnudas y liandonos cariñosamente.
– Creo que ya es hora de que entre nuestro invitado – Dijo la chica mientras se apartaba de mi y se dirigia a la puerta para dejar entrar al perro.
Rocko era un labrador bastante grande y enĂ©rgico, en cuanto vio que la puerta se abrĂa, no dudo en correr hacia la habitaciĂłn y acto seguido subirse a la cama. El animal, me daba lametazos en la cara y tuve que apartarlo un poco.
Sandra ordeno al perro que se sentará. El chucho le hacia bastante caso para no ser su dueña. Su autĂ©ntico dueño era un amigo de ella, que se lo solĂa dejar cuando el chico estaba ocupado y sin tiempo para dedicarle.
– No estés nerviosa Celia, te prometo que lo vamos a pasar en grande – Me dijo ella sin dejarme responder. Me tumbo en la cama y me planto un beso.
Luego se tumbo a lado mia abriendo las piernas.
– Déjalas abiertas como yo, asà será más fácil que nos lubrique bien los coños –
El perro no tardó en reaccionar y sin decirle nada, el solito, aproximo su rostro al coño de Sandra y sacó su lengua.
– mmmm…eso es… buen chico…. – Suspiraba Sandra mientras el perro le lamĂa el clĂtoris.
Yo me tocaba mis partes esperando que el perro cambiase de alimento. Mi amiga estaba a lo suyo. Con los ojos cerrados y masajeandose los pezones disfrutando de la lengua de Rocko.
Después de varios minutos el perro se cansó de Sandra y pasó a jugar conmigo.
Para el chucho era un coño nuevo y lo primero que hizo fue olfatearlo mientras yo intentaba relajarme. Cuando ya decidiĂł que habĂa tenido suficiente, saco de nuevo su lengua y le dio un lengĂĽetazo. Sentir ese primer contacto hizo que suspirase. El canino empezĂł a lamer más rápido, y yo a ponerme más caliente.
No lo hacĂa nada mal el condenado. Estaba claro que ya tenĂa práctica con Sandra. Me deje llevar y cerrĂ© los ojos como habĂa hecho mi amiga. La sensaciĂłn era increĂble. Mis pezones se pusieron bastante duros y mi respiraciĂłn casi iba al compás de la lengua del perro. Para darme más placer Sandra colocĂł su mano sobre mi teta derecha y la estrujĂł con fuerza.
– Uffff….mmm……- Jadeaba.
– Te gusta…mmm….. buena chica….. – Me decĂa Sandra jugando con mis pechos.
El magreo de mi amiga y el oral del perro duraron un buen rato. TenĂa la vagina bien hĂşmeda y llena de babas de Rocko. Perfecta para ser penetrada, pero no fue ese el siguiente paso.
Sandra tumbo al perro y comenzó a masajear su bolas, que pequeñas no eran. Tran unos minutos, el miembro del animal se empezó a crecer.
DirĂa que fue la primera vez que veĂa una polla de perro dura en directo. No se parecia en nada al miembro de un hombre. Esta era rosadita y con una forma bastante peculiar que no sabrĂa definir.
Sandra no se lo pensĂł dos veces, se la metiĂł directa en la boca. Sin lamer ni pajear, directa a la acciĂłn. Yo me quedĂ© observando como lo hacia, para no hacer algo que pudiera alterar al chucho, pero viendo cĂłmo comĂa polla mi amiga y que el perro estaba tranquilo, iba a ser difĂcil que el animal se enfadese con mi boca.
La chica seguĂa mamando como si hubieran pasado meses desde que no comia una verga. La respiraciĂłn de Rocko era agitada. Yo miraba a mi amiga esperando mi turno.
– Toma, te toca – Dijo de repente Sandra sacándosela de la boca y dandomela a mĂ.
Agarre la polla con suavidad. Los nervios aparecieron y me pensé si hacerlo o no. Sandra al verme dudar, colocó su mano detrás de mi cabeza y la acercó con lentitud hasta el miembro de Rocko.
Cuando mi rostro se quedĂł a escasos centĂmetros de la punta, saque la lengua y di mi primera lamida a una polla de perro. TenĂa un gusto salado, pero nada malo, asĂ que continue lamiendo hasta que me anime a metermela en la boca.
MovĂa la cabeza rĂtmicamente a la vez que mi lengua saborea la verga del perro. Sandra me acariciaba el pelo disfrutando de mi oral.
– Te dije que te iba a encantar, ¿me equivocaba? – Pregunto, pero sin obtener respuesta. Mi boca estaba ocupada mamando al chucho.
Estuve un buen rato hasta que Sandra me dijo que estaba preparada para la penetración. Me indico que me pusiera a cuatro patas. Lo hice y la chica me realizó una última comida de coño para lubricar más la zona.
Rocko olfateaba mis partes Ăntimas mientras esperaba a que me montase y me convirtiese en su perrita. Sin previo aviso el perro se subiĂł encima. Sus patas me abrazaban por los costados y daba embestidas intentando meter su polla dentro mi, pero sin Ă©xito.
Sandra acudió al rescate. Agarro la verga canina e hizo de mamporrera guiándola hasta la entrada de mi vagina. Una vez hicieron contacto, el perro dio una embestida fuerte y me la metió hasta el fondo, acto que provoco un grito potente de mi parte.
Con la verga ya dentro de mi, me deje hacer por Rocko. El chucho embestĂa como si la vida le fuera en ello. SabĂa que los perros follaban duro, pero no me esperaba aquello.
Mis gemidos se mezclaban con la respiraciĂłn de Rocko y los suspiros de Sandra que se estaba estimulando el clĂtoris.
Tras casi siete minutos de follada intensa, Rocko no aguanto más y se vino dentro de mi. La leche me inundó la cavidad vaginal haciendo que suspirase de placer al sentir como me llenaba.
El perro tardĂł un par de minutos hasta que su polla menguĂł lo suficiente para soltarse por si sola. Yo continuaba a cuatro patas recuperando el aliento.
– ¡Vaya follada te ha pegado! – Dijo Sandra excitada. – Ni a mà me folla tan duro –
Rocko se bajo de la cama y se tumbo en el suelo. Para ser mi primera vez en la zoofilia y con un perro, habĂa resultado muy placentera.
– Tu y yo vamos a hacer muchas cosas a partir de hoy – Dijo mi amiga sonriendome traviesamente.
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Parte 2 – El Pura Raza español
Miraba por la ventanilla del coche. Por mĂ cabeza pasaban un montĂłn de cosas.
– ¿En que piensas? – Me pregunto Sandra.
Estábamos de camino a Extremadura. Allà una amiga de Sandra nos esperaba para iniciar el siguiente paso en la zoofilia. Íbamos a tener sexo con un caballo.
HacĂa tan solo unos cuantos meses desde que tuve mi primera experiencia con el sexo con animales y ya querĂan que follase con un animal tan grande que me podrĂa partir por la mitad si quisese.
– TĂa, tu no te preocupes, te aseguro que no duele tanto como parece, lo digo por experiencia ya sabes. Puede que está primera vez si lo notes más incĂłmodo, pero cuando lleves ya unas cuantas folladas, será como meterse una polla cualquiera – DecĂa mi amiga con la intenciĂłn de tranquilizarme. Cosa que no cuajĂł.
– Dudo muchĂsimo que una polla tan grande no duela ahĂ dentro – RespondĂ exceptica.
– Tendrás que comprobarlo jaja – Me dijo soltando una risita.
El resto del trayecto se la paso hablando de sus experiencias con los caballos de su amiga, incluso tenĂa un favorito, y era ese, con el que Ăbamos a montarnoslo.
– Ya verás, te va a gustar mucho ese caballo – Comento Sandra mientras aparcaba el coche.
El sitio era una yeguada. Desde fuera no tenĂa mala pinta. En la entrada habĂa una chica pelirroja que me recordĂł a Pipi Calzaslargas y de cerca aĂşn más, porque tenĂa bastantes lunares en el rostro.
– ¿Que tal el viaje? – Pregunto la anfitriona sonriendo.
– Bastante tranquilo para ser un domingo – Respondió Sandra. – Mira, te presento a mi amiga Celia –
Nos dimos dos besos como es costumbre en España, luego nos invito a pasar.
Como yo era nueva, MarĂa me hizo un tour por el lugar. Vimos todas las instalaciones y estuvo explicando que su yeguada competĂa todos los años en SICAB, un evento para caballo de pura raza española y que varios de sus caballos habĂan ganado premios. Las disciplinas que se impartian en la yeguada eran la doma clásica y la vaquera.
Llegamos a los establos. Bien mantenidos y con muchos caballos. Me dijo el nombre de todos y me indico cuáles habĂan ganado concursos.
– Y este, es Pegaso – Dijo la pelirroja señalando a un caballo blanco, con la crin y cola espesa. Si le ponĂan dos alas de pega a los costados era clavado al animal mitologĂco. Sin duda era un caballo hermoso.
-Mi favorito – Dijo Sandra mordiéndose los labios.
AsĂ que este era el caballo que me iba a follar por primera vez.
– Jaja como te gusta Pegaso guarra – Le dijo MarĂa.
– Me llama guarra, alguien que se ha cepillado a todos estos caballos jaja – Le respondió mi amiga.
– ¿Enserio lo has hecho con todos? – pregunté sorprendida.
– Indudablemente – Respondió orgullosa.
– Bueno ya basta de cháchara – Añadió Sandra impaciente.
MarĂa, le colocĂł una cabezada especial al caballo y lo saco de la cuadra. El animal se veĂa fuerte y sano.
Sandra y yo seguĂamos a la pelirroja y a su caballo hasta una zona más Ăntima de la yeguada. No habĂa muchos trabajadores por la zona, pero de esta forma nos asegurabamos que nadie molestase.
Una vez en dicho sitio, MarĂa ato al caballo.
– Vamos a empezar estimulandonos primero nosotras – Dijo a la par que se quitaba la camiseta y luego el sujetador dejando ver sus grandes senos.
Sandra la imitĂł y se quitĂł tambiĂ©n la camiseta y el sujetador. Ambas se acercaron y comenzaron a liarse. Hice lo mismo, y no tardaron en Ăntegrarme en el magreo.
Besaba a Sandra, luego a MarĂa, jugaba con los senos de una y luego con los de la otra, tambiĂ©n ellas jugaban con los mĂos, y asĂ un buen rato.
Más tarde pasamos a comernos los coños mutuamente. HabĂa que dejarlos bien lubricados. Fue increĂble cuando la pelirroja y Sandra me comieron el mĂo a la vez. Casi logran que haga un Squirt, pero me contuve.
DespuĂ©s de un rato MarĂa fue a por una bolsa y de ella saco varios consoladores. Nos dio uno a cada una.
Cada uno con el suyo, empezamos a estimularnos la vagina individualmente.
MarĂa lo hacĂa suave pero metiĂ©ndolo profundo, Sandra era más bruta y lo movĂa intensamente haciendo que sus gemidos se escucharan por encima de los nuestros. Yo en cambio tome la opciĂłn de hacerlo como MarĂa. Ir con suavidad y disfrutar de la penetraciĂłn.
Con nuestros coños bien mojaditos, MarĂa dio por finalizado el proceso, ahora tocaba lo divertido.
– Ahora toca comer polla – Dijo Maria sonriendonos traviesamente.
Nos aproximamos al caballo y lo empezamos a acariciar. El animal era muy suave, nose que tipo de productos le echarĂan sobre el pelaje, pero no me importaria probarlo en mi cabello.
Sandra estaba deseosa y no aguanto más las ganas y se agacho.
El miembro del animal aĂşn se encontraba recogido. HabĂa que estimularlo. Mi amiga alargĂł el brazo y comenzĂł a masajear la zona. MarĂa y yo la imitamos y nos quedamos observando como acariciaba las partes Ăntimas de Pegaso.
Tardo lo suyo en reaccionar pero al final logro que el animal se empezará a poner caliente. La verga iba en aumento, no paraba de crecer ante mi atónita mirada. La tranca del animal era oscura haciendo un contraste curioso con el resto del cuerpo del bicho.
Sandra sonriĂł y agarro con firmeza el miembro, luego se lo fue acercando al rostro, saco la lengua y empezĂł a lamer la punta. MarĂa me ordenĂł que comenzase a trabajar el tronco.
Miraba nerviosa la enorme verga que tenĂa enfrente, iba a ser la primera vez que lamĂa polla equina. Con precauciĂłn me aproximĂ© al tronco y cuando estuve lo suficientemente cerca, le di mi primera lamida.
No tenĂa un mal sabor, me lo esperaba muchĂsimo peor. Con la segunda lamida lo confirme, e inicie mi trabajo.
Sandra continuaba jugando con la punta y a ratos se la metĂa en la boca. La muy guarra lograba introducirse todo el glande.
MarĂa se uniĂł junto a mi para dejar el tronco bien lubricado con nuestras babas.
Con el paso de los minutos rotabamos posiciones. Era mi turno de probar la punta de aquella monstruosidad de verga.
Ahora tenĂa el control. Sujetaba la polla, mientras las otros dos jugaban con el tronco. El primer lengĂĽetazo a la punta me dejĂł un sabor similar a la orina en el paladar, pero no me freno en mi objetivo. Los siguientes se me hicieron más amenos.
MarĂa y Sandra suapiraban de placer mientras atacaban el tronco y los huevos del caballo. Yo gozaba del glande del animal. Con cada lamida me gustaba más.
Tocaba metĂ©rsela en la boquita. Sandra logro meter todo el glande, pero a mĂ me costo lo suyo meter apenas la mitad. No poseĂa una boca privilegiada como mi amiga. Al menos aguante varios minutos con la verga en la boca. Nada mal para ser la primera.
Volvimos a rotar. Ahora volvĂa a lamer el tronco junto a Sandra, mientras la dueña del animal, disfrutaba de la punta.
Se notaba que la pelirroja tenĂa más experiencia porque no tardĂł en llevársela a la boquita, logrando meter el glande a la primera y unos pocos centĂmetros del tronco. Me quedĂ© flipando.
Se pasĂł un buen rato con la tranca en la boca.
– Vale, creo que ya se lo hemos dejado bien húmedo, ya sabeis lo que viene ahora – Dijo Maria entre jadeos, después de sacársela de la boca.
– Joder ya era hora, que ganas… – Comento Sandra acalorada.
– De normal no suelo hacerlo de esta manera, pero va a ser más cómodo para ti – Dijo Maria mirándome. – Ayudadme a colocar esto – Dijo señalando un bloque de paja.
Ayudamos a la chica y lo colocamos debajo del animal. La pelirroja también colocó una manta sobre el bloque. Eso ya parecia una cama.
– ÂżQuiĂ©n quiere ser la primera? – Pregunto MarĂa.
– !YOOO! – Contesto al instante Sandra.
– Como no…vale ya sabes cómo hacerlo –
Sandra se tumbo sobre el bloque de paja quedando boca arriba. Las vistas que tenĂa eran de la barriga de Pegaso.
Una vez lista, MarĂa agarro el pene del animal y lo empezĂł a frotar por el coño de mi amiga. DespuĂ©s de varios minutos comenzĂł a meterla.
Sandra suspiraba mientras la punta se intentaba abrir paso en su interior. El proceso tardo un rato hasta que se logro introducir el glande entero.
La chica apretaba los dientes y no paraba de jadear. MarĂa iniciĂł los movimientos de mete y saca haciendo que mi amiga gimiese con más intensidad.
Pegaso por su parte se encontraba bastante tranquilo y seguramente disfrutando del coño de Sandra.
Tras casi seis minutos de follada vaginal, MarĂa sacĂł la verga del interior de Sandra. Su vagina habĂa quedado abierta de una manera que nunca habĂa visto. Se podĂa meter todo el puño sin ningĂşn problema.
Ahora era el turno de la dueña.
– Ahora vais a ver cómo se folla a un caballo en Extremadura –
Se colocĂł en la misma posiciĂłn que la anterior y sin ayuda de nadie se metiĂł ella solita el miembro del caballo. Me quedĂ© insĂłlita viendo cĂłmo entraba a la primera dentro de su vagina. No habĂa duda de que tenĂa mucha experiencia.
La pelirroja comenzĂł a pajear a Pegaso suavemente. ParecĂa que el animal conocĂa a la perfecciĂłn el coño de la chica, porque se excitĂł más y dio alguna embestida.
MarĂa gemĂa de placer mientras movĂa la polla rĂtmicamente. A la muy cerda le habĂa entrado más profunda que a Sandra.
Los jadeos se hicieron más fuertes con el pasar de los minutos.
– mmm…..siii…. que rica….-
La cara orgásmica de MarĂa me ponĂa muy cachonda. La guarra lo estaba gozando mucho. MovĂa las caderas incluso para conseguir que el animal sientiese más placer. Sandra aĂşn se estaba recuperando del baile que le habĂan metido.
Estuvo un buen rato hasta que se la saco.
– Ahora toca la mejor parte –
No sabĂa a quĂ© se referĂa hasta que vi como guiaba la punta hacia su agujero. Se lo iba a follar analmente.
En este caso a la pelirroja si le costĂł introducirla por el recto. Una vez logrado el objetivo tan solo durĂł tres minutos, pero los gemidos que pegĂł fueron dignos de una video porno.
Finalizado el anal, se la saco y me mirĂł.
– Es tu turno querida – Me dijo con una sonrisa – Vas a tener suerte porque está casi a punto –
– Ufff, te va a encantar la leche equina – Añadió Sandra.
Por fin habĂa llegado el ansiado momento. No habĂa vuelta atrás. Me coloquĂ© en la misma posiciĂłn que las demás. Me daba mucho respeto estar debajo del caballo.
MarĂa hizo el mismo procedimiento que habĂa realizado con Sandra.
Me gustĂł mucho notar el pene restregandose contra mis partes Ăntimas. Cuando llegĂł la hora de la penetraciĂłn intente estar lo más relajada posible para facilitar la labor.
El proceso costo mucho. Mi vagina no estaba preparada para recibir tremenda tranca, y se confirmo cuando MarĂa conseguĂo meter el glande entero. Los gritos que soltĂ© no eran normales. Cargados de placer y de dolor. SentĂa que me iba a romper. Pero no quise detenerlo. Ya habĂa logrado entrar y no era hora de sacarla aĂşn. MarĂa hizo los movimientos de mete y saca lentamente.
Pegaso estaba cerca y el cabron dio varias embestidas. Casi me desmayo, pero aguante de una forma que no sabĂa que podĂa hacerlo.
Finalmente después de casi cuatro minutos el caballo dio un último empujón y se corrió dentro de mi.
Notaba como la leche calentita me llenaba entera. El pene palpitaba frenéticamente descargando todo.
En un momento dado MarĂa no pudo sostener más el agarre y se saliĂł sola de mi interior, haciendo que una cascada de lefa saliese del apunta y de mi cavidad vaginal. Pegaso relincho de satisfacciĂłn. Le habĂa encantado.
Yo continĂşaba tumbada cogiendo aliento.
– Diossss, que pasada – Dijo Sandra.
Cuando me recuperé, me incorpore y le di unas palmaditas a Pegaso.
– ÂżTe ha gustado? – Me pregunto MarĂa.
– Pfff, ha sido increĂble – Respondi
– Pues cuando quieras repetir ya sabes dónde venir – Me dijo sonriente y guiñandome el ojo.
FIN