© 2001 by PonyGirl

Siempre desde pequeña me sentí atraída por los caballos, era la típica niña de ciudad, loca por los caballitos, claro que nunca fue más allá de pasearme en esos cansados caballos de feria y de ver o acariciar a los equinos que se podían ver en algún circo que llego cerca de mi casa. Nunca pensé que ahora al empezar mis treinta años, me vería tan involucrada con estos nobles seres y en especial con un pony.

Conocí a mi pony cuando tenía apenas seis meses había sido separado de su madre, cuando aún se estaba amamantando, su anterior dueño no lo había podido vender con su madre y él era una de las cabezas de ganado que estaban anotadas como parte de la estancia que mi marido había comprado, para diversificar sus inversiones.

Eran los días de los modelos económicos florecientes y de las privatizaciones, todo el mundo tenía algo de dinero, después de largos años de depresión y mi marido con su incipiente empresa de informática ya había logrado obtener algunos réditos y le pareció bueno invertirlos en una estancia que se vendía a un precio muy conveniente, yo por esos años era la incipiente ama de casa en que se había convertido una dulce estudiante de informática que se enamoró de su profesor y que al poco de tener amoríos con él, quedó embarazada con gemelos del que sería el hombre de su vida.

El caballito de fábula era por ese tiempo un poco más grande que un perro mediano y había que alimentarlo con un biberón gigante, era un pony de Shetland de pura sangre, de aquellos que andan en los circos o los mantienen los ricos hacendados europeos para diversión de sus niños. Mis hijos tenían por ese tiempo ocho años así que ya se imaginaran fue un amor a primera vista, la familia lo adoptó enseguida. Creo que fue el principal juguete de mis hijos por esos años y con él aprendieron también mucha responsabilidad pues eran los encargados de alimentarlo y cuidarlo, rodeado siempre de mis hijos y de los niños de los peones el caballito al que llamamos Ópalo, creció con un carácter muy dócil y pacifico, muchas veces tenía que sacarlo de nuestra casa a donde seguía a mis hijos o simplemente entraba a pedir comida o azúcar que era su golosina preferida, a todo el mundo le caía bien y todos lo mimaban, el capataz de la estancia decía que el pony no se creía un caballo sino un ser humano, por cómo reaccionaba con otros animales, decía que por ejemplo que cuando otro animal le asustaba buscaba al primer humano que estuviera cerca y se refugiaba atrás de él.

Pero el tiempo pasó mis hijos tuvieron que ir a estudiar en internados de la gran ciudad alejada a casi seis horas en auto de la estancia sólo venían cuando tenían vacaciones largas, ya habíamos construido una casa muy cómoda en la estancia y me acostumbré a la sana vida del campo y como me especialicé en multimedia , me dediqué al diseño de proyectos para multimedia cosa que podía realizar muy bien en la soledad de la estancia y al mismo tiempo controlar algo la estancia, mi esposo sólo venía los fines de semana ya que él estaba dedicado a sus negocios de informática ahora al por mayor. Bueno creo que esa soledad fue la base de mi extravíos.

Ópalo se había convertido en un caballito muy pequeño apenas tenía un metro veinte de alzada no obstante era ancho de lomos, todavía era un juguete si lo comparábamos con un caballo normal, aunque muy hermoso pues era de color blanco con unas manchas negras en la cruz y en las ancas, sus ojos son negros con unas pestañas enormes tan expresivos, sus crines y cola muy blancas brillantes largas pues nunca se las habíamos cortado le daban una belleza inusual en fin era un animal hermoso si bien era apenas del porte de un perro grande como un labrador. Por su carácter tuvimos que hacerle un cobertizo cerca de mi casa ya que no podía estar con otros caballos que lo podían lastimar y además estaba acostumbrado a otro trato y otra comida que sus congéneres.

Por esas fechas habíamos comprado una yegua pura sangre, que después de tener sonados éxitos en los hipódromos un accidente en un pata, le había vuelto inútil para las carreras pero podría servir como una buena reproductora y es que la pensábamos preñar también de un campeón, por inseminación artificial.

Recuerdo la trajeron en la noche de tormenta a eso de las 9, cuando no había nadie que la recibiera, así que tuve que recibirla yo mismo, las cuadras de los caballos estaban algo alejadas así que pensé en hacerle un lugar cerca de Ópalo en el cobertizo de atrás de la casa , sólo por esa noche, no había contado con que la yegua estaba en celo o estro y mi pequeñín Ópalo caballo al fin, al oler a la hembra se puso muy nervioso, a eso de las doce de la noche se puso imposible, Ópalo estaba dando de coces a la pared de madera de su corral y la yegua asustada relinchaba también, yo estaba ya entre mis sabanas cuando empezó todo ese kilombo, así que vestida sólo en pijamas tuve salir a ver qué se podía hacer en el cobertizo, no se me ocurría cómo tranquilizarlos, Ópalo con mi presencia dejó de patear las paredes pero siguió trotando en círculos en su pequeño corral mientras bufaba, nunca lo había visto así, mientras que la yegua en el corral aledaño estaba inquieta y relinchaba supongo que también olería a Ópalo. En fin podría haber sacado alguno de los dos y atarlos fuera hasta que amaneciera pero la fuerte lluvia que en ese momento caía me hacía negar esa solución, pensaba si los ponía juntos tal vez Ópalo se tranquilice aunque también podía tornarse aún más frenético tratando de montar a la yegua, y lastimarse o hacerse lastimar, por el lado de que nos podía arruinar el negocio preñando a la yegua no había ningún peligro ya que el caballito apenas le llegaría al pecho de la yegua estirándose, y por así decirlo una monta era casi imposible a una yegua que era tres veces más grande que él, bueno pensé sólo por ahora lo haré dormir en el porche de la casa, esperando que no se coma mis geranios y azaleas, lo lacé con una cuerda y lo empecé a tirar fuera del cobertizo, pero él , rebelde y con una fuerza que no le conocía me tiró a mí hacia el corral donde estaba la yegua, por en medio de la puerta de madera se olieron por primera vez de cerca, supongo que a la yegua le hizo algo de gracia ver a un caballo tan pequeño, que inmediatamente se tranquilizó, dio unas vueltas en el corral y se sitúo a un lado de este con su cola hacia la puerta del corral, mientras que Ópalo resoplaba tratando de aspirar todo el olor que salía de la yegua en celo, en ese momento vi por primera vez que mi caballito tenía una erección, su pene había salido de los ijares y se proyectaba indecente hacia delante nunca lo había visto en esas faenas al caballito y me hizo mucha gracia.

Siempre me había llamado la atención cuando a veces hacíamos montar un caballo a una yegua era un espectáculo que siempre me excitaba mucho, ver a un par de esas bestias teniendo sexo, para una citadina como yo era un exhibición que siempre me dejaba las pantaletas húmedas, aunque siempre fingía frialdad frente a los peones, el ver esos enormes penes de los caballos tan grandes como mi brazo y mucho más anchos enterrarse en las vaginas súper humedas de las yeguas era de lo más caliente que podía imaginar, muchas veces me masturbé en soledad recordando esas escenas. Incluso me excitaban mucho cuando se le extraía el semen a uno de esos animales para congelarlo y venderlo o utilizarlo con alguna yegua aparente, ver cómo lograban meter la enorme erección de esos animales en esa manga donde se recolectaba el semen era sencillamente perturbador, recuerdo un día en que estábamos en esos menesteres y cuando los peones se habían retirado al almuerzo, sin que nadie me viera pude acercarme a un semental, un percherón sangre fría enorme, pero muy manso al que estaban extrayendo el semen y traviesa palpé el enorme pene, no lo podía agarrar completo en mi mano debido a su grosor, su tibieza, y dura consistencia a la vez que el tacto suave de esa piel me hizo estremecer, aunque no me gusto la punta de ese poderoso instrumento creo que lo demasiado grande del prepucio hacía que esa parte del poderoso pene pareciera más bien la trompa de un elefante que un pene y es que no sé de otras mujeres, pero a mí me encanta la forma de la cabeza de los penes de los hombres, el glande es lo que hace que me provoque lamer y chupar el pene de un hombre.

Pero el pene de mi Ópalo distaba mucho de ese pene majestuoso que un día toqué, pero éste era aun más inquietante por lo humano que parecía, erecto debía tener sin exagerar unos treinta centímetros y de 3 o 4 de ancho, era casi humano, también en su forma tenía un glande bien definido y su color rosado encarnado lo hacía un pene digno de contemplarse y vaya que lo contemplé, era muy tarde y seguramente no había nadie en los alrededores y mis hormonas me traicionaban, pronto sentí la calentura de la excitación, tenía unas ganas enormes de tocar ese enorme pene, bueno pensé y quién me podía ver, cayendo de rodillas en la paja del cobertizo extendí mi mano y por primera vez toqué ese pene precioso, era tibio y suave, pero de consistencia tiesa como un palo, qué rico pene tenía mi caballito pensé, creo que Ópalo también notó ese toque porque se quedó muy quieto y hasta diría que se tranquilizó, eso y mi calentura me hizo pensar tal vez si lo masturbo se tranquiliza de una vez y muy lascivamente empecé a mover mi mano desde la punta hasta la base de ese pene acariciándolo primero, sintiendo toda su forma ,consistencia y cómo latía, y luego más fuerte palpando esas venitas y esas rugosidades que tenía ese magnifico pene, mientras pensaba si esto lo tuviera un hombre seguro fuera un Dios, cuando me di cuenta ya estaba jadeando como una perra en celo y mis caderas por sí solas se movían en círculos, hacía rato que no me ponía tan cachonda, quería tocarme , pero a la vez no quería dejar de acariciar ese pene con las dos manos como lo estaba haciendo, quería verlo derramarse, pensaba que tan cachonda estaba que el sólo verle expulsando semen me calmaría y entonces me di por entero a la tarea de drenar ese semental y vaya que disfruté los 10 minutos o más que di a sacar brillo del pene de mi caballito, hasta que con reparos y bufidos Ópalo se corrió y en que forma debió haber botado por lo menos medio litro de semen blanco y espeso, mis manos quedaron pringadas de ese liquido, lo acerqué instintivamente a mi cara y olí, no olía diferente que el de humano ese olor especial que me recuerda mucho el olor de almidón, me limpié mi manos con la paja que había en el suelo del cobertizo y con otro puñado de paja limpié el charquito de semen, que había caído al suelo. Bueno no hice nada más esa vez aunque me quedé tan caliente como un horno, sólo jalé al caballito ahora dócil como siempre al porche de la casa entre la lluvia y los relámpagos allí se quedó Ópalo, mientras yo entraba a mi casa empapada por fuera pero un horno por dentro, mi albornoz y mi piyama estaban empapados, me los saqué en mi dormitorio, hasta que quedé sólo con mis pantis, vaya sí que estaban húmedos mis pantis, también me los saqué, estaba de torcerlos y escurrirlos en un balde y no era la lluvia toda esa humedad era mi flujo, lo olí allí desnuda, mientras veía mi reflejo en el espejo del placard, la verdad es que yo mirándome, modestia aparte me veía muy bien. No es que fuera una top model, pero con treinta y dos, me conservaba perfectamente. Tenía un busto bonito, con una talla 85, tenía las piernas largas, esbeltas, con las inglés siempre bien depiladas a la cera para que el coño se viera perfectamente recortado, como a mí me gusta tenerlo. Mi calor volvió cuando el olor de mis pantis se difumino por toda la habitación, necesita acariciarme otra vez, mi mano derecha fue directa a frotar mi coño húmedo y pringoso, mientras que con la izquierda hacia rotar mis duros pezones entre el pulgar y el índice como me gusta acariciarme, ay cómo necesitaba gozar, pronto tuve que abrir mi conchita con una mano mientras que con los dedos de la otra acariciaba muy suave mi clítoris y labia, cómo me gusta llegar al orgasmo así, pero esta vez aun estando híper excitada no podía llegar al orgasmo, decidí entonces utilizar mi maniobra secreta sacaorgasmos, yaciendo sobre mi lado derecho con dos dedos húmedos de mi mano izquierda, los deslice acariciando desde el final de mis espalda por entre mis carnosas nalgas hasta topar mi culito, acariciarlo en círculos y luego desde atrás penetrar mi húmeda vagina con tres dedos mientras que por delante el índice de mi mano derecha se ensaña con mi clítoris, y al fin vino el orgasmo uno fuerte y sordo que me dejó casi desmayada pero con ganas de seguir , mientras me imaginaba siendo follada por mi pony tuve otros dos, tan fuertes como el primero, pero al imaginarme el enorme pene de mi caballito mi vagina quería sentir algo mejor que mis dedos adentro, quería meterme algo más grande, alcé mi vista desesperada, buscando algo que me recordara la forma de ese pene y en mi buró alcance a ver un pomo de desodorante , creo que normalmente me hubiese parecido una salvajada penetrarme con ese pomo pero en ese frenesí me pareció lo más apropiado, el frío frasco de vidrio con su tapa de plástico me causo un escalofrío cuando topó mi concha abierta y caliente, aun así seguí profundizándolo en mi cuerpo, lo sentía enorme cómo dividía mi carne y me causaba algo de dolor, pero mi cuerpo lo necesitaba y lo introduje casi hasta la base, ahora quería moverlo en mi interior y en mi desespero se me ocurrió que si pegaba mis nalgas a la pared en la cabecera de mi cama podía imaginarme como si mi caballito me estuviera follando y así lo hice pegando mis nalgas a la pared y moviéndome de atrás a hacia delante hacía que el pomito de desodorante entrara y saliera en mi vagina como entraría el pene de un macho potente en su hembra, no pasaron sino unos segundos cuando un orgasmo avasallador me conmovió toda, creo que hasta me desmayé del placer, cuando volví en mí, estaba allí cubierta de sudor y con el pomo de desodorante totalmente enterrado en mi vagina, no fue fácil sacarlo de allí apenas lo podía tirar de la base de lo empotrado que lo tenía, fui al baño a asearme y refrescarme un poco al regresar a mi habitación me sorprendió el pesado y fuerte olor con que había perfumado todo el aposento, ahora sólo quería descansar y me dormí enseguida.

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Por fin había llegado, lo estaba esperando, ya eran 10 días que no había venido y vaya si que extrañaba a mi esposo, necesitaba su presencia que ponía orden a mi alma, su charla fanfarrona, sus ojos cariñosos.

Llego en taxi que había tomado en la ciudad su auto se había roto y llego como a las seis de la tarde de ese martes. El abrazo fue el saludo instantáneo, el me levanto en peso, me decía la vida del campo si que te sienta bien cada día estas más bella, mientras nuestra bocas se buscaban, para besarse. La charla empezó tenia que ponerle al tanto de las cosas de aquí y el tenia que contarme todos los chismes, la cena fue ligera tal vez con algo más de vino necesario. Ya era tarde teníamos que acostarnos. Y por que negarlo había partes de mi que también necesitaban una visita un poco más comprometida. Y mientras el yacía en nuestro conyugal lecho, me empecé a desnudar poco a poco quedando solamente en bombachas, mis senos se estremecían anticipando caricias, mis pezones crecían y se endurecían. El seguía sentado en el diván frente a la T.V. Lentamente me puse de pié frente a él de forma tal que mis pezones quedaron frente a su boca. Me los chupó de una manera magistral como solo el sabia hacerlo. Mis senos son tan sensibles cuando el juega con ellos. Entonces tomé sus manos y se las coloqué de forma tal que lo invité a quitarme mis bombachas. El me las fue bajando lentamente, sin dejar de besarme y chuparme mis pezones. Cuando sentí mis pantaletas en mis pies me subí sobre de él abriendo mis piernas. Llevé sus manos hasta mis partes más íntimas y empezó a acariciar mi clítoris con sus dedos. Recosté a mi esposo en silencio. Me subí sobre su pecho poniendo mis nalgas frente a su cara. Abriendo mis piernas me tendí sobre de él y empecé a besar los dedos de sus pies. Su pene muy grande y duro me pegaba en mis nalgas y sus pelos me raspaban mi clítoris, después de besar sus pies subí besando sus piernas, y luego sus muslos, hasta que mi boca llegó de nuevo a su pene y a sus testículos. En este momento, mi coño peludo tocó su barbilla, hasta que logré colocarlo en su boca, con sus dedos separó mis labios vaginales y su lengua repasó con mucha delicadeza y amor mi clítoris, fue en ese preciso instante que experimenté mi primer orgasmo: temblé emocionada y emití muchos gritos ahogados de placer. Mi chochito estaba tan húmedo que chorreaba. Mis manos y mis labios apretaron el pene de el hasta que gimió de placer emitiendo en mi boca grandes y fuertes chorros de ese precioso líquido blanco que me trague ahogándome de satisfacción, en esa posición nos quedamos dormitando unos minutos con la T.V. encendida, ese tenia que ser solo el preludio.

Luego de un rato decidimos que era mejor nuestra cama que estaba allí enfrente, el me levanto en sus brazos desnuda y mimosa, juguetón me arrojo en la cama muy rápidamente el se desnudo también, y se lanzo encima mío, que agradable es sentir sobre ti el peso del hombre que amas, yo lo abrace con mis piernas mientras el otra vez tomaba mis pezones en su boca, de pronto suena ese pitido agudo y raro entre sus ropas, era un maldito artilugio celular, nuevo no se lo conocía, cada vez son más pequeños esos fastidios telefónicos, el muy cortado lo abrió y dudo, supongo que entre desconectarlo o contestarlo, con voz fastidiada finalmente contesto y luego de los saludos de rigor repitió, que el conteiner se cayo, que no aparecen los papeles del seguro, que no hay un afianzador ¿? Después de un silencio largo, corto la comunicación y me lanzo una mirada de pena y dijo tengo que volver enseguida, mi amor perdóname, si no voy creo que después lo lamentare más, pero todavía podemos hacer un rápido. Después de unos minutos estábamos otra vez sentados en mi carro, yo conducía y lo iba dejar en la ciudad, donde se despidió con pena pero con decisión subió al furgón que lo llevaría a la capital, yo me quede muy triste, me sentía tan abandonada, espere mucho tiempo mientras se levantaba el día y podía aprovechar el día para hacer algunas compras, compré lo necesario y luego bueno quise ahogar las penas en una orgía consumista, me probé vestidos, compre algunos, pase revista a todo lo que una ciudad pequeña le ofrece a persona con ganas de gastar unos pesos. Hasta que termine en una tienda de videos y rente un par, me llamo la atención los anuncios de videos porno y aprovechando que a esa hora no había mucha gente, revise varias fichas de películas, muchos nombres de películas eran muy graciosos, bueno que diablos rente cinco que me parecieron interesantes.

El día en la estancia transcurrió como siempre, por la noche luego de una buena ducha, me arrellane en mi sofá favorito a ver las películas que había rentado, tome una de las cinco y lo puse en el VCR, la película me sorprendió, era una producción muy buena y más perversa de lo que yo recordaba era la pornografía en mis tiempos de adolescente cuando por curiosidad vi algunas películas de esas, pronto estaba interesada en la trama y en lo mucho que ponían de si los actores en la película, realmente que la película, me calentó un poco y el vinito de frutas que me tomaba mientras la veía hizo el resto, la segunda película aunque yo la rente por otra, resulto ser una película brasileña de chicas que tenían relaciones con perros y por ultimo como plato fuerte una mulata bellísima y caballo mediano y manso hicieron muchas travesuras, eso me llamo la atención mucho por lo que paso hace pocos días y luego de que la película se termino yo estaba que echaba humo, muy cachonda pensé en mi caballito, mi mente volvía una y otra vez lo que paso hace días, y de pronto pensé y si solo lo masturbo únicamente como la otra noche, fui así medio borracha al cobertizo de mi Ópalo y empecé toquetearlo el muy cariñoso como siempre me miraba con sus ojos enormes y tiernos, pero yo estaba caliente y quería jugar con el pero un juego de adultos.

Yo estaba caliente, bien caliente me saque la blusa y mi bracier, mis pezones estaban duros y sensibles y no soportaban la tela, le puse mis senos frente a su nariz caballuna, le hacia oler mis tetas, el caballito me las olía, con su acostumbrada atención pero nada más, en mi borrachera pensaba “si fueras un hombre estas tetas te volverían loco”, pero ni modo, entonces me baje y empecé a tocarlo en sus ijares, el se quedo muy quieto, yo estaba que jadeaba más por el morbo, me puse a manosearlo como antes y nada no le crecía nada su pene después de un rato apenas si le salió como 15 centímetros pero floja y muy suave, apenas dejaba de masturbarlo otra vez se le metía en su lugar cerca de esos dos cojones enormes, que me parecían tan bonitos. Estaba con la estupidez de la borrachera y la calentura, que ponían frases torpes en mi boca, le decía al asustado pony “caballito hazme tu yegua” ” “quiero que me hagas probar tu pollaza” ” no me digas que eres impotente mi amor”, debí verme más patética, que degenerada, allí caliente como una burra con las tetas al aire y hablándole al caballito, pero mi calentura me hacia que otra vez se la masajeara con pasión hasta que de nuevo su pene salía y esta vez en mi desespero por ver ese pene que yo recordaba, se le cogí con la boca, la punta y un poco más colmaban mi boca golosa, el sabor, la textura y el calor me conmocionaron supongo que también el morbo, imagínense se la estaba chupando a un caballo, de le di una mamada tremenda, como disfrute haciéndolo el pene sabia un poco dulzón el sabor es diferente al del humano, luego supe que era por que el esmegma de caballo o sea la cera que producen en sus penes es diferente al humano que tiene mucha más sal, es por eso es que cuando se la mamás el pene a un pibe, te sabe así salado rico. Se lo seguí mamando mientras yo por encima del jeans me masturbaba sobando mi conchita circularmente hasta que llegue al orgasmo, el pene nunca se desarrollo a lo máximo como en la noche en que lo masturbe la primera vez y apenas deje de masturbarlo y mamarlo se encogió de nuevo, no eyaculo ni nada, pero yo al menos estaba complacida. Eso fue un miércoles en la noche, el jueves estaba andando en un cuadron (una moto de cuatro llantas muy fácil de manejar) revisando unas cercas y un peón me dio alcance a caballo, para decirme que un señor de los alrededores había traído unas yeguas y quería negociar una monta o tal vez una inseminación, bueno de regreso en la casa de estancia negociamos el precio de la monta, y el estanciero nos dejo las yeguas, eran una canela grande y una negra un poco más pequeña, me llamo la atención que aunque las dos estaban en celo la negra estaba super húmeda, se veía claramente los líquidos que choreaban de su equina vagina tenia esa parte de las ancas mojada, mande a el peón a traer unas cuerdas para llevarlas a las cuadras y mientras el paisano se iba yo con un trapo y con mucho cuidado, para no poner aun más nerviosa a la yegua, le limpie a esos fluidos de su abertura que lo más que pude, su olor era peculiar no fácil de definir, pero sin duda peculiar, Ya pensaran y están en lo cierto desde antes estaba planeando en hacer oler a mi Ópalo el trapo para ver como reaccionaria, trepe, el cuadron y fui derecho al coral del Ópalo, lo lace y lo metí al cobertizo, allí puse el trapo en sus narices y claro ya se imaginaran como reacciono se torno nervioso enseguida y comenzó a bufar, bueno pensé ya se como te tendré cuando te necesite Opalito.

Esa misma noche después tomarme unas cuantas copas de un licor de frutas y de ver los dos últimos videos de los cinco que rente, me fui al cobertizo de ópalo con las más libidinosas intenciones sacando el trapo que había guardado en la cocina, con una lámpara de kerosén, Ópalo estaba echado en la paja pero se paro apenas me vio, le acaricie la crin y luego le puse el trapo en sus narices enseguida reacciono como temprano yo entonces me arrodille y le empecé a acariciar primero y luego a masturbar por que en menos de un minuto tenia el pene enorme y duro como yo lo recordaba de la primera vez, entonces si para que lo niego me moría por tenerlo en mi boca y se la mame como lo había hecho el día anterior pero esta vez era mejor por que la tenia echa una piedra, eso me puso muy excitada y las copas me pusieron audaz de pronto pensé que lo quería dentro, quería meterme ese pene aunque sea un poquito. Me desnude allí completamente y me puse debajo de ópalo para masturbarlo con Mi cuerpo lo estaba masturbando con mis senos y mis piernas era exquisito sobarme ese pene duro, pronto me puse en cuatro debajo de el caballito apenas tenia espacio porque el pony es bajo tenia que abrir mis piernas bastante para caber allí debajo, cogí su pene super caliente, palpitante y lo sobaba contra mi vulva era deliciosamente enervante luego ya no aguante tome la punta y muy lentamente la presione contra la entrada de mi vagina y el pene entro en mi algunos centímetros, allí el caballito reacciono y movió sus caderas para adelante y se movió de una forma brusca y me ensarto creo que más de la mitad de su pene, no me dolió mucho pero me asuste y salí corriendo gateando de debajo de él, lo gracioso fue que el caballo calentón me siguió como si yo fuera su yegua, ya que yo estaba tratando de huir en cuatro llegó hasta pisarme una mano con su casco herrado y me hizo doler un tanto aun que no me hizo mayor daño. Me pare y el dejo de seguirme. Pero yo seguía allí desnuda y cachonda, no se me ocurría como gozar de mi caballito sin hacerme daño, lo ate a un palo de su corral y con otra cuerda ate sus patas traseras también a otro travesaño y sus patas delanteras a otro travesaño delante de él, mientras le decía “lo siento Ópalo pero de Otra forma, no me das confianza”. Su pene seguía allí erecto y otra vez me puse debajo de él y ahora si me di gusto metiendo ese delicioso pene solo hasta donde yo quería, ¡uffffffff, que rico!!!!, su tamaño y consistencia eran perfectas, no demasiado grande como para hacerme daño y lo suficiente como para sentirme totalmente colmada, con la vagina repleta de carne dura y caliente, creo que toda mujer a soñado con algún día estar así, lo malo era que yo tenia que hacer todos los movimientos, hasta que de pronto él empezó a mover sus caderas, asustándome gratamente, en ese instante sentí como un hormigueo, que subía desde mis pies, por mis piernas transformándose casi e un calambre doloroso en mi pelvis, para luego estallar en un orgasmo de esos de antología, realmente fue fuerte, me dejo viendo estrellitas, boqueando por aire y cubierta de sudor, en pocos segundos ya estaba empezando otro cuando de pronto el pony se quedo como piedra, parado, Yo estaba completamente alterada, entre jadeos le rogaba “muévete caballito hazme gozar” lo cual ahora que lo recuerdo era tan irónico por que era yo la que lo tenia completamente atado. Me di la vuelta en la paja de nuevo a masturbarlo, pero apenas acaricie un poco su pene ahora húmedo de mis fluidos y este empezó a hincharse más aun y a bombear semen a lo bestia, me estaba bañando completa en semen, ni en mis más alocados sueños eróticos me pensé ver así cubierta de semen, estaba completamente mojada y hasta se me antojo probar algo y me gusto su sabor, sabe casi igual al semen humano. Bueno luego de desatar a Ópalo, de acariciarlo agradeciendo como hizo gozar a su ama, me tape con algo que había por allí, por que ni modo ponerme mi ropa y mancharla, corrí a mi casa a bañarme, para luego dormir y soñar que era parte del cuento de My little pony, pero de una manera un tantito perversa.